La
dramatización en una de las manifestaciones expresivas más célebres del
movimiento, está caracterizada por representar una situación determinada o
hecho, así como acontecimientos o historias. Conviene acentuar que este recurso,
a diferencia de otras manifestaciones expresivas como el mimo, emplea el
lenguaje verbal; es decir hace uso del diálogo en su estructura además de la
utilización del lenguaje no verbal.
En
función de los aspectos que deseemos desarrollar en nuestro alumnado, podemos
diferenciar cuatro formas de dramatización. La primera de ellas es el juego
simbólico, donde todo es improvisado y espontáneo. No hay nada planificado, ni
cómo es la historia ni cuáles son los personajes, y mucho menos el diálogo. Es
el juego que se desarrolla fundamentalmente en infantil, en el que les marcamos
a nuestros alumnos el escenario, el espacio decorado pero son ellos los que
improvisan su teatro (Figura 1. Ejemplo animado de teatro infantil).
Figura 1. Ejemplo animado de teatro infantil |
El
juego dramático sería el segundo estadio de la dramatización, aquí les entregamos
a nuestros alumnos la temática y los personajes propios, pero son ellos los que
juegan a improvisar su diálogo y continúa por lo tanto con esa parte aunque en
menor medida de espontaneidad.
Tras
ello, la dramatización creativa donde a los alumnos se le da el tema, los
personajes y la historia en sí, el único aspecto que se les deja e improvisar
es el diálogo. Por lo tanto, es en su mayor parte planificado.
Y
por último, la creación colectiva que consiste en el teatro común como lo
conocemos. El alumnado conoce todo lo que sucede en el escenario: historia,
personajes, acciones, diálogos… A diferencia del primer estadio de
dramatización, nada es improvisado.
Se
trata de un elemento realmente valioso para trasladarlo al ámbito educativo,
puesto que a través de esta manifestación expresiva los alumnos aprenden
características fundamentales sobre la expresión de manera libre. Desarrolla
esencialmente la creatividad y el juego entre el alumnado, rodeado de un clima
que suspira confianza y libertad (Delgado, 2011). Así, Núñez y Navarro (2007)
expresan:
Desde
la educación, la dramatización se presenta como un instrumento a desarrollar
con el fin de rentabilizar sus capacidades respecto a una mejor formación de
las personas, tanto en la perspectiva individual como social. A lo largo de
este trabajo iremos fundamentando por qué y cómo puede generar la actividad
dramática las habilidades sociales necesarias para el desarrollo de la
comunicación, la expresión y la creatividad. (p. 227)
Por
otro lado, este tipo de actividad nos ayuda a conocer mejor a nuestros
discentes. Es posible que durante su ejecución descubramos talentos ocultos que
tienen nuestros niños y niños dentro de este ámbito de la expresión corporal.
Por ello, es necesario que les dejemos libertad de expresión de manera que
consigan manifestar aquellos sentimientos que deseen o que suscite su persona. “Debe
ser tratado como objetivo educativo, porque ha de enseñarse a jugar, como
contenido, ya que son muchos los aprendizajes que construyen; y como recurso
metodológico porque a través de él se pueden realizar aprendizajes referidos a
diversas áreas” (Delgado, 2011, p. 383)
Personalmente,
a través de mis prácticas escolares desarrolladas en el ámbito universitario,
he tenido la suerte de poder poner en práctica una actividad de dramatización
con mis alumnos en la asignatura de Lengua y Literatura en el tercer curso de
Educación Primaria. El primer aspecto a destacar es que los alumnos nunca la
habían realizado antes, por lo que se trataba de una actividad nueva para
ellos; sin embargo esto resultó ser realmente motivador para ellos y supuso un
gran interés en su desarrollo.
La
clase de dramatización que emplee fue el juego dramático, donde yo misma
entregaba los temas generales y los personajes por sorteo a los grupos mixtos
formados por cuatro o cinco alumnos. Ellos fueron los encargados de desarrollar
una historia a partir de esa información, además de inventar el diálogo de los
personajes y por lo tanto la historia en sí.
Hay
que destacar que fue una actividad que sorprendió mucho tanto a los alumnos
como a la profesora tutora del grupo-clase, ya que se descubren aspectos
fortuitos de los alumnos y sus personalidades. Así, algunos de los alumnos más tímidos parecieron
ser los más expresivos o incluso una niña con Trastorno del Aprendizaje No Verbal
(ACNEAE) destacó de manera sobre saliente por su buena actuación frente a sus
compañeros.
Con
esto quiero concluir que se trata de una manifestación expresiva muy útil para
emplear tanto en Educación Infantil como en la Primaria, que posee como
objetivo fundamental desarrollar aspectos propios de la personalidad de
nuestros alumnos y sobre todo su capacidad de expresión corporal a través del
diálogo, del gesto, de la postura corporal; haciéndole utilizar su imaginación.
Referencias
Cifo, M. I. (2016). Actividades físicas expresivas. Murcia, España: Universidad de
Murcia.
Delgado, M. E.
(2011). La dramatización, recurso didáctico en Educación Infantil. Pedagogía Magna, 11, 382-392.
Núñez, L. y
Navarro, M. R. (2007). Dramatización y educación: Aspectos teóricos. Teoría de la Educación, 19, 225-252.
Páginas web
http://blog.tiching.com/el-teatro-una-herramienta-mas-en-el-aula/
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